Cantos de una Bailarina

Mundo, tierra de abismos
Donde pierdes en tus embriagueces al hombre
A ese hombre atrapado en el átomo
Al que busca el tesoro al fin del arco iris
Al perdido en tierras y océanos
Perdido en volcanes y en selvas vorágines
Tratando de desentrañar los secretos de su madre
Pero sin llevar tu corazón en tus manos, ¡hombre!

Enceguecido de poder y de riqueza
Lentamente apagas el latido de la vida
Te evita el saber, te evita la calma,
Las lluvias de los cielos evitan tu altanero paso, ¡hombre!

Creador de calvarios para la fauna y la flora
Creador del calvario de tus ciudades
Donde tienes que vivir y que luchar como el tigre,
Como el cóndor vigilante, o como el asno

Hoy, debes hacerlo hoy
Hoy debes morir para encontrar la nueva vida
Hoy debes caminar sobre tus vicios
Hoy debes alzar la espada de los libres
Hoy debes entonar los cánticos secretos
Hoy debes unirte al concierto de Mi ofrendada
y mágica música

No danzo más para ti, hombre,
No corren hacia ti mis pasos
Esta es mi danza ofrendada a la Verdad y al espacio
A ese espacio insondable e inmenso,
Que aloja al corazón infinito,
Que sólo se deja alumbrar por el gran sol
De los que sirven y aman

Vida, vida,
Te veo a veces quieta y callada, te siento sensible
Omnipresente en mis caminos
Vida que floreces en los brotes del campo
En el canto del ave y en el afán de la hormiga

Vida, hermana
Hermana compartida con los seres todos que respiran
¡Oh, vida nacida del alma!

¡Oh, tormentosa vida del océano conciente!
Invadida vida con deberes y temores
Eres tú, vida, para ser dada
Como un árbol que de flores se engalana
Como el sol que regala sus rayos
Como comparte sus frutos la tierra o pachamama

Vida, vida,
Vida que invita a dar, que invita a vivir
Que trae la gracia de una sonrisa
Vida que mueres en las fauces del egoísmo y del engaño
Vida que renaces para siempre
En el alma de los que se entregan
A las verdades divinas

Mi danza no es una danza ufana
Mi danza es para recoger todas las flores
Y llevarlas a Tus pies benditos
Mi danza es para el sol y las estrellas
Es para ti, madre de todos los seres vivos

Es una ofrenda de amor mi danza
Es la búsqueda de mi secreto espíritu
Danzo con la música del bambú
De ese bambú besado por el niño de mis sueños
Danzo para unirme al universal movimiento
Danzo porque todos danzan en los mundos infinitos

Danza mi cuerpo movido por un regocijo interno
Como un títere jalado por los amores supremos
Danzo como una ofrenda al movimiento
A ese colosal movimiento que va de los astros a lo más pequeño
A ese movimiento hijo del tiempo eterno
Del tiempo bailarín de Tu paso esotérico

Mi danza no es una danza ufana
No es por aplausos ni por honores
Mi danza es profunda danza que recorre los
sentires de mi pensamiento
Danzaré en las alturas con el águila
Danzaré en las entrañas de la tierra
Danzaré con el silbido de las aves
Hasta recoger todas las flores del mundo
Y unida a la danza de Tu canto
Ofrendarlas conmigo a Tus pies benditos

Yo era la niña de las dudas y de las preguntas
Yo era la niña del llanto y de las quejas
La que sufrió junto al zorzal dormido
La que buscó respuestas
La que tomó caminos
La que confió en promesas
La que pensó una vez, que tal vez,
No hay senderos ni llaves maestras

Soy la que vive en el gran árbol
Cuyas raíces van hacia arriba
y sus ramas hacia abajo
Así supe de la ilusión de este mundo
Después de probar sus muchos frutos
En mi andar de rama en rama

Aquí vine con mis preguntas y mis anhelos
Mas por fortuna conocí los pies de los sabios
Ellos me dieron la gran arma del desencanto
Para derribar este árbol, gigantesco, como el bosque
que se repite
Para que ya no viva más a la sombra de mis apetitos
Sino que pueda alzarme por encima de los planos duales
Hasta la morada de ese dulce amor,
Que ama por siempre.

Te busco en lo más profundo
Desde la gota del océano a más allá de la guirnalda de luminarias
Más allá de la explosión científica y de su sopa de aminoácidos
Te he buscado con miles de pasos
En miles de circunstancias, de ropas y de respiros

Siempre te busqué,
Siempre te lloré
Majestuoso mago de lo divino

Padre, madre, abuelo,
Abrigador atento de mi destino

Te busqué
Rodeado siempre de Tu misterio infinito

Me ofrecieron besos y caricias
Me ofrecieron flores, y palabras de cariño
Me embaucaron la belleza, el éxito formidable, la riqueza y otros delirios
Pero hoy me siento la princesa mendiga
La que quiere desgarrar los velos
La que extiende su mano para tenerte
La que danza hambreada por Tu melodía
Para encontrarse con el universo devastador
De Tu dulce y encantadora sonrisa